Jaineris Hernández Martínez, una joven cubana, compartió su experiencia de ser deportada a la isla desde México, un episodio que ha conmovido y alarmado a la comunidad cubana en el extranjero.
La joven tenía una cita programada para presentar su caso de asilo en la frontera sur de Estados Unidos a través del programa CBP One, pero las autoridades migratorias mexicanas, tras realizar una pesquisa en el Motel Los Pinos en Tula de Hidalgo donde se hospedaba, decidieron iniciar el proceso de deportación.
Hernández Martínez formaba parte de un grupo de 24 cubanos, no todos con cita aprobada en CBP One, que se vieron involucrados en un violento incidente con narcotraficantes armados. Aunque los delincuentes no buscaban a los migrantes y no les causaron daño, la situación escaló al punto de que los vecinos llamaron a la policía, atrayendo la atención de las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) de México.
Los oficiales del INM interrogaron a los cubanos, les prohibieron usar sus teléfonos y les impidieron moverse. A pesar de tener documentos que respaldaban su situación migratoria, los oficiales no parecían interesados en revisarlos y les pidieron que esperaran, generando confusión y miedo entre los migrantes. Finalmente, se les informó que serían deportados a La Habana.
Jaineris mostró ante las cámaras todos sus documentos aprobados por CBP y los correos electrónicos de confirmación de su cita, evidenciando la irregularidad de la situación.
El pasado 16 de octubre, México reanudó las deportaciones aéreas de migrantes cubanos, fletando un avión de la aerolínea Viva Aerobús para transportar a 138 cubanos. Un segundo vuelo llegó a La Habana menos de 48 horas antes, con 37 cubanos a bordo. Aunque estas cifras representan un pequeño porcentaje del total de cubanos que han intentado llegar a Estados Unidos a través de Nicaragua y México, cada historia es un testimonio del sufrimiento y la angustia que enfrentan los migrantes en su búsqueda de un futuro mejor.
El Ministerio del Interior de Cuba aseguró en un comunicado oficial que los migrantes habían salido legalmente del país y se habían incorporado a rutas irregulares rumbo a la frontera de EE. UU. Sin embargo, el relato de Hernández Martínez pone de manifiesto la complejidad y los riesgos de este viaje, así como la necesidad de una mayor atención y apoyo para aquellos que se encuentran en esta situación.
Este incidente ha generado una ola de solidaridad y preocupación entre la diáspora cubana, que sigue atentamente los desarrollos y busca maneras de apoyar a sus compatriotas en estos momentos difíciles. La historia de Jaineris Hernández Martínez no es única, pero su valentía al compartir su experiencia es un recordatorio conmovedor de la realidad que enfrentan muchos cubanos en su búsqueda de libertad y oportunidades.